jueves, 13 de febrero de 2014

tu caballito de batalla

De pronto no te reconozco padre.
Un minimalismo ecléctico
te cubre el rostro
cuando acaricias a tu perro
con la bondad del viento.
Lo haces como si te acariciaras a ti mismo

Pareces una casa de retiro
de esas que se localizan en una montaña lejana y nevada
donde se detiene el tiempo,
o donde uno hace que se detenga el tiempo;

pensándolo bien, te pareces a un monasterio
ubicado en el medio oriente
donde los hombres aran la tierra con la paciencia de Dios
y cosechan las hortalizas que sembraron
mientras observan como se eclipsa una cultura ante la urgencia de los siglos

De pronto no te reconozco padre

Perdona que use este lenguaje arquitectónico
no se hacerlo de otra manera.
Me da miedo que un día mis hijos tampoco me reconozcan
y que utilicen otros lenguajes que jamas entenderé.
pero no te preocupes padre,
hay sensasiones pródigas que desaparecen con el tiempo
o con la devoción a Dios;
con el recuerdo,
un caballito de batalla que en ocasiones olvido.

Entonces,
Tal vez si te reconozco padre
cuando me acerco mas a ese Cristo,
al que me has mostrado toda la vida
y del que estoy reconociendo apenas su rostro.

Recordar/reconocer/pertenecer











No hay comentarios: