jueves, 8 de diciembre de 2011

Juan, Isabel y Maria, al igual que Lazaro tienen nombre.

Se llaman Juan, Isabel y María.
Los que piden dinero en las calles también tienen nombre.
A cinco pasos de una de las esquinas del hermoso jardín de ciudad Guzmán, el tierno Juan sonríe cuando le preguntan si sabe leer.
Lo vi abrochar sus agujetas como lo hacía yo de niño. Quiere ser un jugador del América. Aun no conoce quien es Cantinflas.
Isabel dice que conoce a Dios; que es grande y está en el cielo. -Él es quien nos regala la ropa- al decir esto voltea a ver su pantalón roto y sonríe.
Juan sabe el valor de compartir. Tenía cinco dulces en la mano, al compartirle a su hermanita el extendió su mano con los cinco dulces. Su hermana tomo solo dos dulces, y el mantiene extendida la mano y le dice agarra otro. Juan se llevo dos dulces a su boca.
María su madre solo se ríe de sus hijos y me repite constantemente –ellos no saben hablar muy bien- mientras extiende su mano pidiendo que se compadezcan de ella.
Esta realidad Jesús la ve día a día y no cabe duda que cuando el venga dirá lo mismo que Abraham le dijo al rico:
-Hijo, recuerda que durante tu vida te fue muy bien, mientras que a Lázaro le fue muy mal; pero ahora le toca recibir consuelo aquí y a ti, sufrir terriblemente.-
-todo el que así mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido-
Juan, Isabel y María al igual que Lázaro, tienen nombre para Dios. ¿y para nosotros?

No hay comentarios: