jueves, 30 de octubre de 2014
PARA ESTOS TIEMPOS DESGASTANTES
Contemplar a Cristo es: abrir las compuertas del alma, vaciarse a uno mismo.
condensar lo preconcebido y derramarlo; con la mirada o con un suspiro o con un canto.Estar a un tiro de piedra de El (o hasta que se borre el tiempo
porque el tiempo siempre ha sido nuestra espuela sonante y estos tiempos son para andar a tientas).
Cuando uno despierta errático, mudo, trabado, filantrópico o con unas ganas inmensas de respirar, es Cristo, que nos llama a contemplarlo.
Volveremos con el alma tersa y la identidad trastocada; con el impulso salpicado de esperanza. Pero con una condición: que la contemplación sea
desde la cruz inquietante, hasta su trono glorioso.
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