“Mientras más avance la tecnología, mas fuertes serán las pruebas para
el alma.” Blas Pascal"
(Pausa poética)
Andamos estrenando luces nuevas en la ciudad. Que
importa decir que las donaron los del país vecino. Estoy seguro que tienen el
sello de “San Diego” o de “National City”, al igual que los tambos de basura que
nos donaron en la administración pasada.
Pero que importa. Hay algo más hondo que esto. No puedo andarme codeando
con idealistas que le echan a los “gringos” a los mestizos, al imperialismo, al
Priismo o a toda esa identidad absurda que nos viene incomodando.
Incluso no puedo andar codeándome con altruistas y sensacionalistas;
post-infrarrealistas…
(Pausa cibernauta)
Se me escapa toda la información que quiero para hoy; pasa tan rápido.
Ya no se qué pasó con el problema en Michoacán, o con las reformas o con el
grupo de madres que venían recorriendo la ruta de migrantes, buscando a sus
hijos perdidos.
(Pausa interna)
Ahora mismo soy un
ayudante de Albañil y quisiera devorarme una antología poética de 1915-1966 que
me regaló un amigo pero no me alcanzan las fuerzas.
(Pausa para regresar a la búsqueda teológica)
Es verdad y en otra ocasión lo he dicho: ¡Quisiera ser un mártir! pero
ni tantito me puedo codear con los mártires, ni los conozco siquiera. Porque quizás
ya no existen.
(Pausa intuitiva, como de un depredador)
Pero hay algo más hondo, hundido…y cuando digo hondo, no tengo en mente
una especie de pantano espiritual (que es una muerte no típica) o un éxtasis.
Mas bien tengo en mente una incomodidad, una incomodidad más honda, una
incomodidad parecida a la palabra: Lejos.
¿Por qué siento que me voy cuando todavía no he llegado? Y creo que no
solo a mi me pasa, sino a mi generación.
(Pausa moral)
Curiosamente me da pena ser de “clase media” (por usar un término de
occidente): dueño de una laptop, libros, trabajo y todavía me sobran 12 pesos
para comprarle un sándwich a un anciano que limpió el auto de mi padre; mi
novia llora…y yo solo tengo lastima, y esta zozobra que me invade.
Curiosamente me da pena poder pararme en un pulpito de acrílico a
predicarle a gente que se que no recordaran jamás mis palabras.
(Pausa lenta)
A estas horas debería estar trabajando en un nuevo sermón,
pero estoy aquí, dejando ir estas horas libres, que de pronto me gusta
perderlas. Estoy aquí recordando a un amigo que me proponía que leyéramos poemas
a los migrantes que pasaban por Guadalajara. Solo por leerles. Nunca lo hicimos.
Estoy aquí recordado una ocasión que mientras leía un poema de Gonzalo Rojas
una francesa se acercó a mí, me tomó de la mano y me sentó en el suelo. Saco un
tubo largo, como de los que se usan para el drenaje y puso una extremidad en mi oído y la otra en su
boca. Me contó un poema no muy largo, hablaba de un jaguar. Jamás he sentido mi
corazón tan turbado, parecía una profecía urbana.
(Pausa para regresar a la búsqueda teológica)
Pero no es la rebeldía la que quiero. La rebeldía es todavía un camino más
largo que conduce a la muerte y de eso estoy seguro.
Me entristece que desde mis adentros nazca de mi una canción que dice:
“Dadme una cruz
y me acostare sobre
ella
pero no me clavéis por
favor…”
Y me suena a rebeldía, a falta de convicción. A una humanidad todavía no
redimida.
(Pausa de oración)
¿Por qué no podemos vivir a tu lado Jesús? Las cosas irían mejor, y
aunque siguieran como están seriamos más sabios.
Hablo también por mis hermanos.
(Pausa intuitiva)
Tal vez esto es lo más hondo ¿Qué hay más hondo que un hermano?
(Pausa para quejarme
de esta humanidad)
Hasta aquí me doy cuenta que soy
repetitivo, sumamente repetitivo y quejumbroso; intuitivo.
Hay días en los que me siento sabio, me expreso sabio, me conduzco
sabio. Pero hoy ando desarticulado y me cansa, me desgasta.
(Pausa final para dejar este viaje y seguir el teológico)
Dios creó al hombre perfecto, pero este busco muchas perversiones. ¿Pero
quién dijo esto? ¿Salomón? Haber…
(Pausa como para llegar a algo productivo, (que más da, ya es una costumbre))
Los hombres somos hombres aunque nunca lo entendamos, así como
los animales son animales aunque ellos nunca lo entiendan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario