Simplemente no soy de este mundo... yo habito con frenesí la luna. No tengo miedo de morir; tengo miedo de esta tierra ajena, agresiva... no puedo pensar en cosas concretas; no me interesan. Yo no sé hablar como todos. Mis palabras son extrañas y vienen de lejos, de donde no es, de los encuentros con nadie... ¿qué haré cuando me sumerja en mis fantásticos sueños y no pueda ascender? Porque alguna vez va a tener que suceder. Me iré y no sabré volver. Es más, no sabré siquiera que hay un “saber volver”. No lo querré acaso.
sábado, 20 de abril de 2013
jueves, 18 de abril de 2013
Anti-dialéctica de la oración
Cuando nos acercamos a Él
debemos acercarnos
como al fin del mundo
sin tiempo, sin cáscaras, sin lengua
como quien grita al entierro debemos hacerlo.
Cuando nos
acercamos a Él
debemos acercarnos,
simplemente como
hombres
y nada más...
¡Enlutados!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)